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Tres estrategias básicas para enfrentarse a un jefe controlador



Identifica el ADN de un controlador

Expertos en manejo de relaciones afirman que irse de la oficina, como hizo Negro, es a menudo la mejor y única alternativa para terminar un trato hostil en el trabajo y en las relaciones personales. Eso se debe en buena medida a que la persona propensa a ser controladora es poco probable que cambie. Por eso, si decides quedarte porque necesitas el empleo o cualquier otra razón, necesitarás entender algunas cosas que te ayuden a manejar la situación.

La actitud controladora de una persona tiene varios orígenes. Puede ser que tenga miedo a perder su puesto o que esté ocultando sus propias inseguridades. "Muchas veces al controlador le han dejado varias veces sin ascensos", dice Jim Warner, autor del libro 'Una oficina libre de dramas'. "En consecuencia, su amargura empieza a salpicar a sus colegas y trata de manejarlos. El controlador se comportará como un perfeccionista", prosigue.

Por su parte, Lesley Stephenson, experta en el manejo de la ira, afirma que, aun cuando el comportamiento sea destructivo, la gente puede llegar a tener buenas intenciones. "Hay que entender que la otra persona se preocupa mucho por el resultado de una tarea o a lo mejor no confía lo suficiente en el equipo como para delegar parte del proceso de ejecución de un trabajo", explica Stephenson.

Por cualquiera que sea la razón de fondo, una actitud controladora puede hacer de la oficina un verdadero campo minado, dejando a las víctimas sin saber qué hacer. A continuación te comentamos cómo tomar control de la situación para mantener tu salud mental.

1) Estar atento y reaccionar
En opinión de Patricia Evans, autora del libro Gente Controladora, es crucial estar atento a la manera en que la persona controladora trata de meterse en tu cerebro y dictar tu realidad. Estar atento y no caer en el juego del jefe controlador es una de las claves. 

Warner agrega otra manera de actuar de los controladores: preguntar por qué. Frente a eso, "simplemente relájate. No trates de ponerte a la defensiva o de racionalizar con emociones", aconseja Warner.

2) 'Basta', significa basta
Algunas veces el comportamiento controlador es reforzado con menosprecio o rabia. En ciertas ocasiones el controlador genera esas situaciones en privado, de manera que no queden "evidencias" de su actitud dañina. En el caso de Negro, por ejemplo, ella decía que su jefe podía explotar pero siempre a puertas cerradas. En público, solo aplicaba la ley del silencio.

A pesar de lo difícil que pueda parecer, los expertos aconsejan dar la cara y hablar. "Algunas veces la gente no quiere hablar para no poner en riesgo su trabajo. Mi experiencia indica que una vez que la persona habla, encuentra que hay diez personas más que están sufriendo la misma situación", comenta Stephenson.

Hablar es una de las soluciones posibles. Hablar de la situación puede significar tomar una decisión firme y directa con la persona controladora, incluso si ese no es tu estilo. Tampoco te dejes acorralar. "Si usted no defiende su territorio con firmeza, la persona controladora le pasará por encima", advierte Warner.

3) Minimiza el comportamiento del otro
Puedes minimizar el comportamiento controlador de otra persona si rechazas involucrarte en sus términos o reduces la interacción con ella. Eso es importante porque, si tú permaneces en un ambiente como ese por mucho tiempo, "comienzas a sentir consecuencias patológicas: te enfermas o empiezas a impactar negativamente a otras personas cercanas en tu vida", alerta Warner.

Al final, si llevas tiempo trabajando con una persona controladora, la mejor decisión puede ser enfocarte en perdonar a la persona. "Puedo engancharme con esa actitud y sufrir, o puedo no involucrarme y dejar pasar. Sencillamente aceptar lo que pasó, y respirar profundo. Pensar en el futuro y no quedarme atascado en el pasado", concluye Warner.

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